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La guerra en Irak se privatiza

La guerra en Irak se privatiza Argenpress
2003-12-11

La ocupación anglo-estadounidense de Irak tampoco escapa a una paulatina privatización, donde las empresas estadounidenses se convierten en las segundas contribuyentes de la guerra, después del Pentágono, denuncia hoy The Guardian.

De acuerdo con esa publicación, la cantidad de personal contratado por las compañías de seguro y de protección del personal empresarial alcanza los 10 mil, cifra que supera a los más de nueve mil soldados británicos desplegados en el citado estado árabe.

El periódico revela que la cifra de empleados para los menesteres de seguridad es 10 veces mayor a la existente durante la Guerra del Golfo, lanzada en 1991 contra Irak, luego de su fracasado intento de anexión de Kuwait.

Ahora por cada decena de representantes de compañías privadas u otras instituciones se sitúa un contratado de protección, en lugar de cada un centenar, como hace 12 años.

Por otro lado, el diario indica que de los más de 87 mil millones de dólares destinados por Estados Unidos a mantener la ocupación en Irak y en otras zonas de Asia, incluida Afganistán, unos 30 mil millones irán a parar a los contratos de empresas del sector privado.

En opinión de The Guardian, la guerra en el referido país del Golfo Pérsico se privatiza paulatinamente. Existen algunos paralelos con la comercialización de una guerra y de esa forma de obtener ganancias, pero habría que buscarlos 250 años más atrás, estimó Peter Singer, analista del Washington Brooking Institute.

Pero el negocio de la guerra se inició desde el mismo momento en que la armada estadounidense agredió en marzo pasado a Bagdad, pues sus disparos y dispositivos de combate estaban bajo control de cuatro poderosas empresas privadas.

Además, el funcionamiento de los sistemas de armamento de los superbombarderos de tecnología Stealth B-2 también estaba a cargo de personal contratado por compañías civiles norteamericanas.

De igual forma, en el proceso de preparación del personal militar y de la policía iraquí, tras la unilateral invasión de Estados Unidos y Gran Bretaña, las empresas del citado país norteño obtienen contratos muy lucrativos.

Por otro lado, las corporaciones británicas se cuentan entre las más importantes en el jugoso negocio de la seguridad, como la Global Risk, la cual suministra personal paramilitar y veteranos de fuerzas especiales para la custodia de Paul Bremer, gobernador estadounidense impuesto por los ocupantes en Irak.

En ese sentido, la publicación afirma que un veterano de las fuerzas especiales británicas contratado por Global Risk puede contar con un salario de hasta mil dólares diarios.

La fórmula de atraer al personal con el estrecho perfil de hacer la guerra, tras los recortes de los ejércitos occidentales, se convierte en oportunidad única para las empresas dedicadas a la seguridad, como también ocurre ahora en la ex Yugoslavia.

Al respecto, The Guardian advierte que ese método favorece, sobre todo, a Estados Unidos que al emplear personal ex militar a través de compañías civiles puede lanzar acciones bélicas sin necesidad de contar con la aprobación del Congreso.

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